Tras un dato de inflación de abril que trajo alivio, especialmente después del mal registro de marzo, comienza a consolidarse un proceso de desinflación más firme. Este escenario favorece una mayor demanda de instrumentos en pesos, sobre todo por parte de inversores que buscan capturar tasa real positiva en un contexto de estabilidad cambiaria.
Actualmente, las LECAPs operan con tasas nominales anuales cercanas al 30%, mientras que los bonos a tasa fija del Tesoro rinden entre 30% y 32%, dependiendo del plazo. Si la inflación continúa descendiendo y se sostiene por debajo del 3% mensual, estas tasas pueden traducirse en rendimientos reales muy atractivos.
A pesar de esta posibilidad, el Gobierno optó por seguir convalidando rendimientos elevados en emisiones clave: el BONTE 2030 se colocó con una TNA del 29,5%, en una licitación exclusiva para inversores extranjeros. Esto evidencia que, por el momento, la prioridad oficial sigue siendo la acumulación de reservas (a través de emisiones que atraigan dólares), más que el anclaje agresivo de expectativas inflacionarias en el corto plazo.
Por otro lado, los bonos CER rinden hoy en torno al 10%, lo que implica dado el diferencial frente a la tasa fija una inflación implícita promedio cercana al 20% anual para los próximos cinco años. Esta brecha sugiere que el mercado aún descuenta una desaceleración inflacionaria gradual, pero sin escenarios de desinflación drástica en el horizonte.
Luego de un mes de algo de volatilidad de las ONs luego de lo ocurrido con las ONs de Grupo Albanesi – GEMSA y Celulosa varías de estas pudieron retomar a paridades “más acordes”, a pesar de esto sigue habiendo algunos créditos que creemos que pueden estar castigados de más cómo puede ser el caso de MSU energy. En promedio las ONs de primera línea (Vista,YPF,Pampa, Telecom) se encuentran con una TIR que ronda el 8%.